jueves, 6 de febrero de 2014

Viaje a Hong Kong: en las carreras de Dragon Boats


El quinto día del quinto mes del calendario lunar chino las aguas de la bahía de Hong Kong se llenan de dragones. Son dragones coloridos, dragones a los que no importa el agua, dragones sólo de cabeza porque los cuerpos son de madera y llenos de hombres de todas las razas que no han sido devorados por las bestias, como podría pensarse, sino que se esfuerzan en agitar los brazos para conseguir una victoria que inscribirá sus nombres en un tablero electrónico que pasará a la historia.

dragon race por Hachero

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Una historia que comenzó muchos años atrás, cuando Qu Yuan, un poeta que también era consejero del emperador Chu, fue expulsado al exilio por su pretendida deslealtad. Había avisado el bueno de Qu Yuan de que el estado de Qin proyectaba una alargada sombra de amenaza sobre sus vecinos y que sería mejor llegar a una entente cordial antes de que la cosa fuera a más pero el emperador no sólo no coincidió con su predicción sino que la consideró un insulto. Y lo expulsó bien lejos. Pero el bueno de Qu Yuan tenía razón y los Quin pronto rindieron el imperio y sometieron a sus súbditos a una indigna esclavitud. Qu Yuan, atormentado en su exilio, supo del trágico final y se lanzó al río Yangzi, donde murió ahogado.

dragon race por Hachero

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Una tragedia como la copa de un pino que no terminó, sin embargo, con la desaparición de Qu Yuan porque volvió convertido en un espíritu del agua, salvando así la muerte, y exigiendo comida para apaciguar su excitado ánimo. Mientras el espíritu andaba desbocado corriente arriba y corriente abajo, los vecinos discutieron cómo detener este desvarío hasta que encontraron la solución: le tiraremos arroz. Pero, ¡oh desgraciada fortuna!, los dragones del agua se adelantaban, listos ellos, y se tragaban voraces los obsequios de los campesinos.

dragon race por Hachero


Y así pasó el tiempo, y así pasaron los siglos, y cuando los ribereños pensaban que jamás lograrían calmar la ira del espíritu de las aguas, el propio Qu Yuan se apareció ante el campesinado para sugerirles que tal vez podrían arrojar el arroz envuelto en hojas, o directamente cocinado en el interior de cañas de bambú. Imagina uno entonces al pobre espíritu famélico, siempre errante y frustrado por esos malditos dragones acuáticos que le arrebatan la comida en el último instante, cuando está a punto de meterle el diente.

dragon race por Hachero

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Otra versión de la historia dice que los vecinos del poeta quisieron salvarlo de los peces y lanzaron arroz al agua para que se comieran su cuerpo mientras los pescadores navegaban sobre sus botes para encontrarlo.

dragon race por Hachero

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Como antecedente parece exiguo para explicar por qué esos grupos de hombretones y mujerzotas se esfuerzan en girar las palas de sus barquitos mientras, arriba en la proa, una señora, o un señor, apalea un bombo con inusitada energía. Dicen otras teorías que todo proviene de un ejercicio militar que se hacía, mira tú por dónde, en el estado de los Chu, siempre los Chu, y que se hacía en esta época porque coincidía con el solsticio de verano porque el río estaba en su punto álgido.

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El caso es que ahí estoy yo, mirando cómo un amplio abanico de razas provenientes de todo el mundo, aunque sobre todo del sudeste asíatico y Oceanía, corren que se las pela para ganar un torneo cuyo nombre es toda una instituación: Duanwu Jie. Las leyendas sobre el origen de la carrera, que me evoca a una suerte de distorsión de las de Oxford y Cambridge (aunque distorsión previa porque tiene muchos más años que éstas), son muchas más, aunque la de Qu Yuan, que además era un poeta muy popular, trasciende las demás y le da un trasfondo histórico-legendario a una carrera que tiene ya incluso una Federación Internacional y que vuelve del revés la bahía de Hong Kong en verano.

dragon race por Hachero

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Los barquitos en cuestión tienen unos catorce metros de largo, la proa dispuesta a modo de cabeza de dragón y veinte remeros, además del encargado del estruendoso tambor. Suenan los golpes, les acompañan los gritos de la tripulación, la gente en el paseo de la bahía alarga los cuellos, los vecinos de la muy electrónica Hong Kong sacan los más poderosos objetivos de las más poderosas cámaras de fotografías, el espíritu de equipo hace el resto. Entre los participantes veo mucho asiático pero también tripulaciones de rubios y rubias, provenientes de Australia, de Nueva Zelanda, anglos en todo caso que siguen muy presentes en lo que una vez fue su colonia allende los mares. La carrera es un invento puramente chino pero se ha popularizado hasta un extremo que se celebra en medio mundo (siempre que haya una colonia china lo suficientemente tenaz como para ponerla en marcha), desde Canadá a la misma China, donde se multiplica siempre que haya un río o un lago, pasando incluso por Inglaterra o Barcelona, en el mismo Port Vell. Es la época entonces de comer zongzi, una bola de arroz pegajoso que evoca los tributos de los campesinos al esquivo Qu Yuan en aquel río plagado de dragones. Es la época, dicen los vecinos de Hong Kong, de guardar las ropas de invierno porque con estas carreras queda inaugurado oficialmente el verano.

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Viaje al Estrecho de Gibraltar (II): hijos de dos mares: la mare que parió al levante y la mare que parió al poniente



En estos dimes y diretes, un tal Tarik, que era gobernador de Tánger, se aventuró a cruzar el estrecho, tras su demoledora victoria sobre los visigodos de Ceuta, y en el 710 de nuestra era conquistó lo que en aquel entonces era la isla de Tarifa pero se volvió porque no tenía permiso para semejante gesta y se le quemaba el cus cus. Tariq era un bereber con indudables dotes para la lucha y como aquel que dice: ya había puesto su patita en la península ibérica. Le debió de resultar fácil eso de cruzar el estrecho porque apenas unos meses después, a principios del 711, desembarcó en la Bahía de Algeciras con más de siete mil hombres y tan triunfal que dejó tras de sí un reguero de nombres alusivos.

estrecho de Gibraltar por Hachero

Yebl At Tariq es la montaña de Tariq y entre nosotros se la conoce como Gibraltar. El bereber sigue entre nosotros unos kilómetros al oeste, en la ciudad de Tarifa, que no es sino la ciudad de Tariq, que también conquistó y cuya isla fue, en época reciente, un centro de internamiento de inmigrantes clandestinos. Su rastro se pierde en Damasco, tras su victoriosa conquista de los ibéricos, pero lo más relevante fue que abrió las puertas del norte de África en la dirección original: la del sur al norte. Con el paso de los siglos los habitantes del lado europeo verían con temor las incursiones del otro lado: el recuerdo de Tariq y sus huestes planearía en el estrecho más de ocho siglos, y una vez repuestos los cristianos en sus reales, desde piratas berberiscos, a escuadras otomanas, pasando por victoriosos marineros ingleses, el estrecho ha sido entrada de mucho indeseable, de mucho desesperado, de gente de todo pelaje.

estrecho de Gibraltar por Hachero

El Estrecho fue escenario también de una de las batallas más memorables, y humillantes, de la marina española: Trafalgar. La línea de buques formaba un arco que comenzaba frente a las mismas playas de la ciudad de Cádiz y alcanzó su apogeo frente a los Caños de Meca, justo frente al faro de Trafalgar. Por ahí debió de ser donde una bala disparada por un tirador atravesó el brazo, un pulmón y la columna vertebral del célebre Almirante Nelson. Muerto sobre la cubierta de su buque, el Victory, llegó cadáver al Peñón de Gibraltar, dicen que conservado en el sueño de todo británico: un barril de coñac, convertido para siempre en difunto y en leyenda para los ingleses (con esa tumba, qué menos). Entre las huestes patrias también se produjeron historias rocambolescas y únicas, como la de Diego de Alvear, cuya triste historia a bordo del Nuestra Señora de las Mercedes generó ríos de lágrimas y un buque hundido que añadió una nueva polémica a esta tierra de polémicas: el saqueo del Odyssey, una empresa norteamericana que buceó en las costas del estrecho (aunque este estaba frente a El Algarve portugués) a sabiendas de que un mínimo de ochocientos buques, muchos de ellos cargados de riquezas, reposan en sus fondos.

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En el limbo de los muertos en el Estrecho, Nelson no estará solo. Según el 7º Congreso sobre Migraciones Internacionales en España, se calcula que cada día ha muerto 2,28 inmigrantes en estas procelosas aguas y que desde 1988, entre las Canarias y las aguas del Estrecho, se han ahogado más de veinte mil personas. Un tránsito acelerado con respecto a los primeros cazadores y recolectores que se aventuraban por curiosidad y cuyos tataranietos cruzan ahora por imperiosa necesidad sembrando las playas de los alrededores con los restos de las embarcaciones. He visto llegar a estas playas a senegales y liberianos, marroquíes y argelinos, marfileños y guineanos, vivos y muertos, y de entre estos últimos lacios y rígidos, algunos que había que trasladar como pelotas de tenis, botándolos en el agua para que llegaran antes.

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Por si fuera poco todo esto, apenas he mencionado nada del interés geoestratégico de la comarca. Un ejemplo: el 10 de mayo de 1982 un comando argentino formado por tres antiguos guerrilleros montoneros encabezó un gran fracaso que se conoció como ‘Operación Algeciras’ cuando fueron detenidos en los preparativos de volar buques de la Royal Navy fondeados en el Peñón. La orden partió de la ominosa junta militar argentina y pretendía vengarse de la humillante derrota de las Malvinas, ¿y qué mejor que volando otra colonia? Lo más humillante, sin embargo, no fue la derrota en las Falkland sino que los detuvieran los agentes López y Ruíz mientras perseguían a unos atracadores de bancos. En 1988 fueron tres activistas del IRA, los rebeldes irlandeses, los que intentaban nuevamente sin éxito atentar en el Peñón y terminaron muertos a tiros. Un empeño, el de destruir la colonia británica, que ha convertido esta región en un avispero en el que los espías se disfrazan de buzos y hasta de inmigrantes clandestinos.

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Un punto crucial para la gran superpotencia norteamericana donde captar las comunicaciones del sur de Europa y las del norte de África, un nodo de telecomunicaciones en el que los agentes británicos barren los mensajes del Sahel, donde supuestamente actúa Al Qaeda, y los cruzan con los norteamericanos de la base de Rota, no muy lejos del estrecho. Un objetivo goloso para los terroristas y rebeldes de medio planeta, desde chechenos de Al Qaeda con base en La Línea al intrépido Torrente desde su atalaya en Marbella:



Estrecho de Gibraltar por Hachero

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Y, con todas las amenazas, el mayor peligro puede ser ajeno a la malicie humana: con cien mil grandes buques surcando el estrecho cada año quiero fijarme en los gaseros, que frecuentan la bahía de Algeciras por sus repetidas visitas a la refinería de San Roque. Según Louis Miller, un conocidísimo ecologista de los EE.UU, el accidente o la colisión de un buque cargado con gas licuado tendría efectos catastróficos para toda la región: y eso aunque el choque se produjera a tres nudos. Según la aseguradora Lloyd sería el equivalente a una bomba nuclear de pequeño tamaño, saldría despedida una bola de fuego que destruiría todos los edificios situados a más de una milla (pongamos dos kilómetros), la nube de gas liberada recorrería decenas de millas arrastradas por los dos mares (recuerden: la mare del levante, la mare del poniente). Un viento que, por si acaso fueran pocas las turbulencias que desencadena en tierra, es un imán para amantes de los deportes de vela de todo el mundo, desde surferos a entes voladores...

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Algo tan mágico emana de esta comarca, y sobre todo de la antigua piedra de Tariq, que son legión los que quieren contraer matrimonio en su cúspide: a la famosa boda de John Lennon con Yoko Ono:




... se unen las dos de Sean Connery en el Peñón, la de Roger Moore o la del escritor Frederick Forsythe y esta web: http://www.gibraltarinfo.gi/gibraltar-weddings-es.aspx te ayuda a solucionar tu extravagante capricho por lo civil o por lo militar...

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Por no hablar del tráfico de drogas, una puerta que abrió Tariq y que desde entonces han aprovechado desde narcos marroquíes a colombianos que aprovechan las rutas de los norteafricanos para introducir sus productos. Otro dato más: en la primera mitad de 2013 la policía ha incautado más de 57 toneladas de hachís en la comarca, una sustancia que se elabora a pocos kilómetros del estrecho, en las montañas del Rift. Os dejo un vídeo que hice en aquella región:



En todo caso una región mágica, vibrante y viva, azotada por los vientos y sus mares, por el incesante devenir de pueblos  diferentes y cercanos, que se fastidian tanto como se necesitan, sus cielos surcados por cometas y velas, sus aguas siempre amenazadas, sus habitantes entre el sopor del calor y la excitación de una tierra sin igual.

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