domingo, 4 de noviembre de 2012

Viaje a la Anatolia: la primera misa armenia en noventa y siete años

Durante los ultimos noventa y siete años la campana de la iglesia de Surp Diyarbakir Gragos no ha sonado ni una vez. Hasta el 4 de noviembre de 2012, cuando un emocionado religioso tiro con fuerza de su cuerda para que su repicar inundara el casco antiguo de Diayarbakir. Frente al religioso, ancianos procedentes de media Europa, algunos de Rusia, una señora decia venir de Suecia, muchos de Estambul y, por supuesto, las cinco familias abiertamente declaradas armenias de la ciudad. Y prensa, incluso internacional que no era yo, que mas bien pasaba por alli. A las puertas del templo restaurado policias de paisano delatados por escandalosos pinganillos y estridentes walki talkies, familias kurdas que no querian perderse el acontecimiento, cristianos de la cercana iglesia caldea de rito sirio. En el patio de la iglesia, ambiente de la boda del Padrino, niños emperifollados corriendo mientras los ancianos hablan de sus cosas sentados en sillas de plastico blancas a la sombra de un frondoso limonero. Pero, con ser pintoresca la imagen, lo mejor esta dentro, en el templo, donde un atribulado grupo de ancianas contiene las lagrimas a duras penas. Y yo con ellas. La misa es como todas las misas armenias, ya saben: los religiosos congregados ante el altar, ahora suben unas escaleras, ahora echan una cortina, la vuelven a abrir, vuelta a bajar las escaleras y nuevamente congregados ante al altar ante el fervor de los feligreses.


Lo relevante es que la ultima vez que se pudo ver este enrevesado rito fue noventa y siete años atras porque, desde entonces, la iglesia de Surp Diyarbakir Gragos ha estado prohibida, tras la pertinente destruccion de edificio y comunidad. Y eso que tiene años para contar calamidades: construida en 1376 estuvo en uso hasta 1915, cuando los tres Pasha que dominaban los ultimos tıempos del agonico imperio otomano sentenciaron al pueblo armenio a la extincion. Hasta millon y medio murio a manos de los turcos, y de los kurdos que ahora vienen curiosos, y hasta de los circasianos que venian, a su vez, de ser exterminados por los rusos, millon y medio de muertos y varios mas que optaron por el exilio para salvar el pellejo. De aquellos terribles acontecimientos que puedes ver aqui y que estan recogidos en el museo del genocidio de Erevan, la capital de Armenia, se acuerdan a diario los mas ancianos, condenados a vagar en sus infancias por medio mundo hasta encontrar consuelo en alguna tierra hospitalaria, y desde aquel entonces la iglesia de Surp Gragos ha sido cuartel general en la segunda guerra mundial y almacen de algodon en la posguerra hasta que quedo en su estructura, abandonado y pasto de las cabras, que aqui son legion. Los armeniıos estaban prohibidos y destinados al olvido por aquellas molestas rebeliones de principios de siglo cuando, al estilo de la lucha kurda de hoy, pensaron que podian pescar de las aguas revueltas del fin de un imperio, el otomano.

Ası era la iglesia hace no tanto tiempo
Y ası es ahora que esta restaurada

 Tanta ha sido la ilusion en volver a verla entera que la campana, dicen aqui, viene de Rusia y que la rehabilitacion ha costado dos millones de liras, supongo que turcas, lo que haria un millon de euros mas o menos. Chinos es uno de esos armenios locales, de Diyambakir, un guaperas de ojos verdes y melena rizada con pinta de no haber roto un plato en su vida que despliega su sonrisa con alegria hasta que le pregunto por sus sentimientos: no tengo palabras para describirlo, me dice, han sido tantos años con la identidad borrada que el mismo, que no se considera ya ni cristiano ni musulman, comun denominador de los jovenes modernos, no puede evitar emocionarse. Debe de ser una de las cinco familias que mantienen los ritos en la ciudad, segun Pilit, una rubia de ojos azules que vive apasionada el regreso de los cultos armenios a su ciudad. Porque, hay que decirlo, se trata de la primera vez en noventa y siete años que el gobierno turco permite la rehabilitacion de un templo armenio para su su uso religioso y no como simple museo, como hasta ahora. 
el campanero vive emocionado el momento rodeado de prensa
y el vecindario kurdo se asoma a ver el novedoso sonido
y alguno se atreve a entrar a ver el espectaculo cristiano armenıo...

Porque hace dos años, insisto, esto era un solar frecuentado por cabras y por los miles de niños de la calle que pululan por la ciudad con el armazon de la estructura como unico recuerdo de que aqui hubo una vez un templo y una prospera comunidad armenia que desaparecio masacrada. Aunque no del todo, dice Chinos, extraño nombre este, porque muchos se convirtieron al islam y hoy profesan otra religion. Eso si, no es el caso de su familia, ni el de la rubia Pilit, que han aguantado un temporal de noventa y siete años que ha escampado el cuatro de noviembre de 2012 al tiempo que parece abrirse una nueva relacion de Turquia con Armenia, su gran lunar negro. 


 Los turcos siguen negando el genocidio, algo que ya es delito en Francia, por ejemplo, a la altura del nazi, aunque sera por la cantidad de armenios que encontro refugio entre galos y del que Charles Aznavour es el emblema mas recordado. En su defensa, de los turcos, hay que decir que tambien sufrieron sus masacres y que incluso desde lo mas alto del poder se hizo algun intento por detener las matanzas, aunque lo unico cierto es que los muertos armenios son legion y los exiliado superan con creces a los habitantes del pais que consiguieron tener tras el fin de la Union Sovietica. Hace tres años se celebro ademas el primer partido de futbol entre las selecciones turca y armenia, con sonora victoria turca por cierto, y ahora el gobierno de Ankara abre aun mas la mano con este gesto en la muchas veces milenaria Diyarbakir. Algo es algo, dicen los armenios entre lagrimas. Pero el dedo que intenta tapar el agujero armenio, que nos ha dejado joyas del exilio como Cher, Andre Agassi o Alain Prost, no alcanza a tapar lo que podemos considerar la desintegracion ralentizada del imperio otomano, fijense ustedes, casi un siglo despues de la batalla de Galipolis, porque en esta misma ciudad de Diyarbakir reside el corazon del pueblo kurdo, irredento e irreductible, que sale cada dia a la calle a tirar piedras a la policia y poner bombas a los militares aspirando, dicen, a su propia patria: ellos, que eran de entre los turcos los mas leales y que en Estambul denominan con cierta superioridad y desprecio turcos de las montañas. 



Dos paradojas, pues, unidas en la misma ciudad, la de los armenios que quisieron ser patria y murieron en el intento y el de los kurdos, quien sabe si ultimo acto del drama de la desintegracion ralentizada, como decia, del antiguo imperio otomano. Despues de perder el dominio sobre bulgaros y serbios, griegos y albaneses, iraquies y palestinos y hasta egipcios y magrebies y caucasicos, tal vez se aferren a los kurdos como ultima posesion, como le sucedio a España con Cuba tras una debacle que duro tambıen varios siglos. De momento, con la iglesia de Surp Gorgos, Turquia pone fin a una injusticia de noventa y siete años. Sera porque no hay mal que cien años dure. Aunque ha estado cerca...



 ©Jose Luis Sanchez Hachero
sanchezhachero@hotmail.com


















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