martes, 20 de marzo de 2012

Viaje alrededor del mundo: Ginés de Mafra, el cronista de Mazaua



Mar de Flores, en Indonesia, donde Mafra fue capturado por los portugueses

            Ginés de Mafra dio la vuelta al mundo dos veces y escribió un bello relato sobe la hazaña. Como premio, su mujer lo abandonó, dándolo por muerto, y los portugueses lo encarcelaron durante casi cinco años, enfurecidos al encontrar un enemigo en sus tierras. Por si fuera poco, le confiscaron sus escritos y persona alguna volvió a verlos jamás. Ginés de Mafra había tomado el testigo de su primo, Juan Rodríguez de Mafra, piloto de Magallanes y hombre de mundo, y tal vez mirándose en el espejo de su pariente no dejó de dar vueltas durante toda su vida. Ginés nació en Jerez pero se marchó joven a la tierra de su familia, Palos, en Huelva, centro de la navegación en aquellos tiempos. Tanto que Colón y sus hombres zarparon de su puerto para 'descubrir' América unos años antes. Ginés iba a bordo de la nao Trinidad, en la expedición de Magallanes, cuando tuvieron aquel legendario encuentro con los portugueses que demostraba, de una vez por todas, la esfericidad de la tierra. Ya no había dudas. Los portugueses habían navegado hacia el levante, sorteando África y la India, y ellos hacia el poniente, superando América.

El premio no fue muy justo porque los lusos encerraron a Mafra cinco meses en una jaula en la isla de Banda, otros cinco en Malaca, ambas en Indonesia, y luego dos años más en Cochin, en la India. El jerezano siguió su horroroso peregrinar hasta la cárcel de Limonejo, en Lisboa, donde fue encarcelado otra vez. Y aún así debía de estar satisfecho porque sus compañeros de tripulación morían a puñados debido a los malos tratos y a la insalubridad de las prisiones. Allí los portugueses incautaron sus relatos, los diarios de su navegación y la ruta. Un valioso tesoro que cayó en manos de la corona lusa no sin asombro. Los papeles sólo llegaron a España setenta y cinco años después, cuando los dos reinos se unieron temporalmente para ser uno solo. Con tanto ajetreo, los documentos desaparecieron y sólo sabemos de ellos por referencias.

            La otra parte de la expedición, mientras tanto, había conseguido la hazaña. El 6 de septiembre de 1522, dieciocho marineros con aspecto de cadáveres llegan triunfales a Sanlúcar de Barrameda. Entre ellos, Antonio Hernández Colmenero y Juan Rodríguez, dos onubenses que resistieron la extenuante aventura. A Ginés de Mafra aún le quedaban cuatro años más de cautiverio entre los portugueses y dos décadas de vida por delante. Tras ser liberado, Ginés pasó los siguientes años pagando un precio desorbitado por su afición al vagabundeo: su mujer, pensando que había muerto, vendió todas sus posesiones y se casó con otro. Tanto litigó y tanto debió de sufrir que cinco años más tarde, en 1531, ya está en América otra vez, esta vez en Guatemala como piloto de Pedro de Alvarado, y poco después lo sitúan en el Perú.

Lo cierto es que en 1543 protagoniza un hecho inaudito en la época: vuelve a las islas que descubrió con Magallanes. Veintidós años después, con una vuelta al mundo a sus espaldas, cuando muchos de sus vecinos seguían sin creer que la tierra fuera redonda, a Ginés de Mafra le da por volver al Pacífico. Se enrola en la expedición del malagueño Ruy López de Villalobos y busca, nuevamente, las islas de las Especias. Zarpa de la Barra de Navidad, en México, y enfila proa al sudeste asiático. Esta vez descubre las islas Filipinas y repite el ciclo que vivió con Magallanes. En su testamento deja una relación de sus viajes y un misterio que aún hoy se discute: la isla de Mazaua, situada al norte de la actual Mindanao (El misterio de Mazaua). Mafra describió una isla de setecientas hectáreas, situada a 9º Norte y con mucho oro. Una isla que nunca más volvió a ver nadie y que pasó como leyenda producida por un exceso de imaginación hasta que en 2001 un grupo de geólogos descubrió que en ese mismo lugar hubo no hace mucho una isla que se hundió tras algún seísmo...


Bibliografía:

La trama Colón: manipulación en el descubrimiento de América, Antonio Las Heras, Madrid, 2006

Colección de los viajes y descubrimientos de los españoles desde fines del siglo XV, tomo IV, Martín Fernández de Navarrete, Madrid, 1837
Mazaua: Magellan’s lost harbour, Vicente C. de Jesús, http://www.xeniaeditrice.it/mazaua.pdf

© José Luis Sánchez Hachero
sanchezhachero@hotmail.com

10 comentarios:

  1. No lo conocía, ¡vaya vida! da para un libro..¿Por qué no te lo planteas? Un abrazo. Muy buen blog Jose.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. gracias, sí, algo habrá que hacer con estos desconocidos...

      Eliminar
  2. Espectacular.
    Felicidades y gracias!
    Fernando.

    ResponderEliminar
  3. ..."Ginés nació en Jerez pero se marchó joven a la tierra de su familia, Palos, en Huelva, centro de la navegación en aquellos tiempos. Tanto que Colón y sus hombres zarparon de su puerto para 'descubrir' América unos años antes.", por favor, revisa tus fuentes. Palos en 1492 NO era centro de nada, como mucho un discreto puerto de pesca artesanal.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Discrepo:

      El histórico Puerto de Palos, hoy prácticamente desaparecido, aunque mejor conocido por los estudios del Departamento de Geofísica Aplicada de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid y el Departamento de Arqueología de la Universidad de Sevilla, estaba ubicado en el curso inferior del río Tinto, llamado en esta zona Canal de Palos, a 4 kilómetros de su desembocadura en el Atlántico y confluencia con el Odiel, donde, por influencia de las mareas, se han creado estuarios que albergan, desde hace siglos, excelentes puertos.

      El Puerto de Palos debió surgir de forma coetánea al crecimiento de la propia villa. En sus inicios sería sólo un fondeadero para pequeñas naves dedicadas, casi exclusivamente, a la pesca en playas y esteros, y a ocasionales transacciones comerciales de abastecimiento de la reducida población.

      Cuando se habla del Puerto de Palos suele pensarse en en un Muelle, influidos tal vez por la triste imagen del viejo muelle de la Calzadilla. Es un error. En las Ordenanzas Municipales de Palos (1484-1521), dedicadas en su mayoría a regular las actividades marítimas de la villa, jamás se utilizan los términos de puerto o muelle. Las carabelas palermas "aportaban a la ribera", donde se descargaban las mercancías y se procedía a la subasta o "almoneda" del pescado. Es decir, las actividades portuarias no se concentraban en un punto, sino que se repartían a lo largo de la orilla del Tinto, lo que, obviamente, es más lógico teniendo en cuenta el volumen de naves y mercancías, relativamente elevado, que debían atender.

      Porque, a pesar de que Palos poseía una extensa línea litoral que abarcaba toda la fachada atlántica desde la desembocadura del Tinto hasta el Río de Oro, lindante con el término de Almonte, donde se integran las playas de Julián, Morla y Mazagón, las características de esta costa de configuración rectilínea, con abundante arena y expuesta a los vientos, la descalificaban para el asentamiento humano y el establecimiento de un puerto estable.

      En cambio, el río Tinto ofrecía magníficas condiciones para la creación de un puerto interior o fluvial: fácil acceso al mar y resguardo contra los vientos y ataques piráticos, principales inconvenientes de los puertos marítimos. La existencia, además, de marismas con inextricables canales, acentuaban su carácter de refugio para los navíos.

      Progresivamente, el río se convirtió en la principal vía de comunicación para los palermos, y el Puerto en el eje de sus relaciones con las otras villas de la comarca. Esta orientación marítima modificó la estructura de poblamiento cónico que, alrededor de la Iglesia y el Castillo, se había desarrollado desde la fundación. La calle de la Ribera, que unía el núcleo del pueblo con su Puerto se convirtió en la arteria principal de la localidad, y el Puerto en el auténtico corazón de la economía palerma.

      A partir del primer tercio del siglo XV, el Puerto de Palos experimentó un auge continuo que rebasó el estrecho marco comarcal alcanzando dimensiones internacionales, como lo atestigua el hecho de que naves inglesas, bretonas, flamencas e italianas fondearan en sus aguas con cierta frecuencia. En vísperas del Descubrimiento de América, toda la ribera comprendida entre los actuales muelles de Palos y La Rábida debió ser testigo de las actividades portuarias de la Villa. Las carabelas anclaban en el centro del río, donde la profundidad era suficiente para sus calados, y pagaban por ello los derechos de anclaje correspondientes. Desde ellas, barcas y chinchorros cargaban o descargaban las mercancías "amarrando en la ribera".

      Por otra parte, a través del estero, actualmente seco, que conectaba con la ría, los marinos podían llegar a un embarcadero situado junto a la Fontanilla, en el núcleo de la población. Y era utilizado, sobre todo, por los vecinos del lugar, ya que los marinos de otras zonas se aposentaban en las instalaciones de la Ribera, fuera del casco urbano.

      http://www.mgar.net/var/algarve.htm

      Eliminar
    2. que atrevida es la ignorancia...

      Eliminar
    3. >Anonymous 26 de noviembre de 2012 10:59
      Si tan atrevida es la ignorancia, demuestra lo contrario, nos harias un favor a los que no somos duchos en esto ... o no tienes las fuerzas ? ... o la pasion ?

      Eliminar
    4. Cuenta Mafra se publica en su totalidad en https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10150341859083502.429084.761273501&type=3

      Eliminar
    5. gracias, vicente, muy interesante

      Eliminar

Donativos

Publicidad